Lua: Una perrita que superó sus miedos gracias al amor de su nueva familia

adopción perro

mayo 28, domingo

Lua es alegre, divertida y feliz, pero no siempre fue así. Es que la vida en la calle es difícil para cualquiera. El frío en invierno, el hambre cuando no hay alguien que te de comida y el peligro, la violencia… Como encontraron a Lua, pareciera que vivió todo eso y más, a sus cortos tres años de vida. 


Acto 1: El rescate 

Como era usual, Lua estaba recorriendo las calles en busca de comida. A veces tenía suerte y encontraba algo, pero en la mayoría de las ocasiones, no, y ya se notaba. Ya estaba en los huesos, llena de parásitos, además de garrapatas y pulgas. Un día tuvo la suerte de encontrarse con rescatistas que al verla en ese estado, no dudaron en ayudarla. Fue así como la recogieron, bañaron y la pusieron en adopción en la comunidad "Adopta un perrito Chile". 


Acto 2: Dominique

Hace rato que Dominique quería tener un perrito, pero quería adoptar, no comprar. Como nunca había tenido uno, acudió a las redes sociales para ver opciones de adopción. “Yo estaba en búsqueda de un perrito de preferencia mayor, ya que son los que menos opciones tienen de ser adoptados. Y en el post que publicaron describían a Lua como dormilona y muy tranquila”, afirma. 

Fue así como vió a Lua y decidió adoptarla. 


Acto 3: El encuentro

Tal como lo señalaba la publicación, Lua era muy tranquila y dormilona, pero era por una razón: tenía pocos días de gestación. “Eso lo descubrí luego de que la llevé al veterinario para que la revisara y para que evaluara su esterilización, además de darle un baño especial, corte de pelo y lograr recomendaciones para que subiera de peso, pues estaba con todas las costillas a la vista. Como tenía pocos días se pudo realizar la esterilización”, relata Dominique. 

Una vez recuperada, Dominique comenzó a  trabajar con ella sus rutinas: paseos, pipí en la calle, etc, pero fue súper difícil y se convirtió en un desafío… Lua no quería salir del departamento, tiritaba y se hacía pipí de miedo. Definitivamente no quería volver a la calle. “Recuerdo que la tenía que sacar en brazos y luchar para ponerle su arnés. Llevarle premios ricos cada vez que hiciera pipí y caca. Fue muy frustrante, pero mi mamá me dió el mejor consejo: El amor echa afuera el temor”.

Así fue, como en sus primeros paseos, solo se sentaban en una banca a mirar a la gente pasar. Dominique aprovechaba de hacerle cariño en su cabeza y su pancita. Y poco a poco comenzó a soltarse más, a confiar. Luego de un tiempo ponerle el arnés para salir dejó de ser tan difícil y las ocasiones en que se orinaba por miedo fueron desapareciendo. 

Luego de algunas semanas, afloró una nueva Lua: juguetona y extrovertida. “La comencé a notar más relajada para salir de casa, ya sin miedos. Muy juguetona en las plazas y caniles, buena para correr y agarrar palitos, restregarse en el pasto, mojarse cada vez que ve una posa o una pileta, y por supuesto, embarrarse. ¡Es su pasión! Estar limpia nunca es una opción para ella”, cuenta Dominique. 


Y agrega: “Ha sido la experiencia más hermosa de mi vida. Al punto que no sé quién rescató a quién. Lua es la primera perrita que tengo en mi vida y siento que desbloqueó una parte de mi corazón que tenía dormida. Ella me enseñó una nueva forma de amar, de comunicar y de ser más relajada. Antes de tener a Lua yo era muy maniática del orden y la limpieza... y Lua me enseñó que no hay que ser tan estricta con eso... Soy tan feliz cuando la veo correr, jugar y embarrarse, que ya no me importa sus patas con tierra, sus pelos por todas partes, porque no hay nada que una aspiradora no solucione con tal de verla feliz. Lo recomiendo mil veces. Lo que un perrito te entrega es un amor incondicional, una compañía inigualable, y en mi caso puntual con Lua, una experiencia de muchas risas y aventuras. Lua es un personaje y siempre me sorprende con sus travesuras y personalidad. No hay día que no me saque una sonrisa”. 

 

Déjanos tu comentario

Nota: Comentarios deben ser aprobados antes de publicarse