Blanquita: Una decisión inesperada o ¿parte del destino?
Salieron de madrugada. Era usual cuando se dirigían a la Vega Central. Manzanas, zanahorias, eran parte del listado de frutas y verduras que debían comprar por sacos para su emprendimiento. Por mayor seguridad dejaban el auto en un estacionamiento pagado; sin embargo, cuando llegaron aún no estaba abierto. Se había retrasado la encargada.
Buscaron otros estacionamientos, pero no encontraron, así que siguieron conduciendo hasta que dieron una vuelta manzana y volvieron a pasar por el estacionamiento pagado. Esta vez ya estaba abierto.
Cuando se bajaron los recibió alegremente una pequeña perrita blanca, que les saltaba todo el tiempo. Carolina, hace rato que tenía la idea de adoptar una perrita para que acompañara a su perrito. Se lo había comentado a Sebastián, pero no habían tomado ninguna decisión. Pero cuando se toparon con esta tierna perrita, no lo dudaron. Se dejaron llevar por un impulso y acordaron que si permanecía en ese lugar cuando volvieran con las compras, la rescatarían, aunque con la intención final de adoptarla.
Le preguntaron a los encargados del estacionamiento si la conocían o si tenía familia, pero ellos dijeron que no tenía familia y que siempre los visitaba. Así que la dejaron en el estacionamiento y fueron a realizar sus compras. Cuando volvieron, ella ya no estaba.
— «Se debe haber ido» —Pensaron.
Al acercarse a la caja donde debían pagar el estacionamiento, le preguntaron a los encargados si habían visto a la perrita.
— «La dejamos en el baño para que no se fuera» —Respondieron.
¡La perrita seguía en el estacionamiento! Por lo que debían adoptarla. No lo pensaron mucho, y rápidamente la subieron al auto. Se instaló entre los sacos de zanahoria, muy tranquila, asustada, probablemente.
Lo primero que harían sería llevarla a la peluquería para que la bañaran, así que en el transcurso del viaje, llamaron a todas las peluquerías que conocían, pero ninguna tenía disponibilidad. Luego de insistir con varias, encontraron una que hizo un sobrecupo sólo porque era rescatada.
— «¿Cómo se llama?» —Preguntaron en la peluquería
— «Blanquita» —Improvisaron sus nuevos tutores.
— «Es preciosa, vengan por ella en la tarde» —Especificaron.
A eso de las 15:00 hrs la fueron a buscar, estaba irreconocible. Más de 100 pulgas le habían encontrado, pero nada más (menos mal).
— «Se portó súper bien. Lo que sí, tuvo o tendrá cachorritos, porque mírenla…».
El pelo corto hacía evidente su cuerpo de futura madre, pero tenían que confirmarlo con el veterinario, quien al otro día no sólo lo aseguró, sino que además afirmó que tendría 6 cachorros tras una acuciosa ecografía.
— Carolina y Sebastián, se lo tomaron de forma liviana, ya que había sólo una opción: asumir que la nueva integrante de la familia venía con varios inquilinos extras.
Pasó el tiempo. Uno y dos meses. Blanquita fue madre: tuvo a sus cachorritos, pero no fueron 6…. fueron 8 (4 hembras y 4 machos). Sus tutores sabían que no podían quedarse con ellos, por lo que de forma temprana crearon la cuenta Instagram @Blanquita_y_sus_cachorros para contar la historia de Blanquita y de paso dar en adopción a sus cachorros.
Rápidamente aparecieron interesados. Carolina y Sebastián eligieron a las futuras familias tempranamente, sólo debían esperar que cumplieran el tiempo para que los pequeños peludos pudiesen separarse de su madre. Un mes después (aproximadamente) surgió una urgencia: tras unos espasmos, Blanquita presentó una hipocalcemia que la obligó a dejar de alimentar a sus cachorros anticipadamente y a las familias humanas hacerse cargo de sus nuevos integrantes. Y así fue.
Ya ha pasado más de 1 año de esa historia. Y tanto Blanquita, como sus cachorros, se encuentran felices y saludables con sus hermosas familias.