La historia de Greta, cuando la maternidad se lleva en la sangre

La historia de Greta, cuando la maternidad se lleva en la sangre

octubre 12, miércoles

Capítulo 1: Sobreviviendo en la calle 

Deambulaba por las calles de Santiago. Indefensa. Buscando algo de comida para ella y sus 4 cachorros. No sabría si lo conseguiría, pero de lo que sí estaba segura: que debía cuidar a sus crías. No era fácil para una perrita joven como ella (de 1 año aprox), los peligros eran muchos: los perros, los autos, la curiosidad de los pequeños que querían salir a explorar el mundo, el frío, la noche, el hambre, la sed… todo eso le generó un gran estrés, el que desencadenó en un cuadro de sarna. 

La rutina se repetía diariamente y cada día era peor. Más pesado para la pequeña perrita que una vez tuvo un nombre, una familia humana, pero que la abandonó en cuanto supieron que estaba preñada. 

Un día la joven perrita se encontró con una humana. No sabía quién era ni tampoco que  luego de ese encuentro su vida cambiaría. Esa humana pertenecía a la Fundación Sonrisa Animal, que la rescató de la calle junto a sus cachorritos. 

La ayudaron a tratar la sarna que presentaba y comenzaron a buscarle un nuevo hogar. 

Greta (Foto de Fundación Sonrisa Animal)

        Foto: Fundación Sonrisa Animal 


Capítulo 2:  Loreto 

Loreto tiene una familia alegre y aclanada. La componen sus hijas, esposo y su perrhijo Böngo, a quien cuidan y lo quieren por ser uno más del clan. No estaba buscando sumar a un integrante más a su grupo familiar, hasta que conoció la historia de una perrita abandonada en la calle con sus crías. Se conmovió con su historia y se enamoró de su carita de pena. Lo mismo le pasó a toda la familia. 

No lo pensaron mucho y decidieron adoptarla. Cuando la fueron a buscar, se veía asustada, desconfiada, no sabía quienes eran estas nuevas personas y dónde la llevarían. Pero todo cambió cuando llegó a su nuevo hogar, donde conoció a Böngo y a sus hermanas humanas. 

Ya han pasado dos años desde ese día. Hoy no sólo tiene una nueva familia que la adora y la cuida, sino también un nombre: Greta. 


“Ahora es una perrita confiada, duerme en la cama con una de mis hijas y se cree la mamá de Böngo. Cada vez que él sale de la casa sin permiso, Greta lo reta cuando vuelve a la casa. Es tremendamente cariñosa, es la guagua de la casa”, relata María Loreto. 

Y agrega: “Duele mucho el corazón imaginar lo que ella pudo haber vivido en la calle. Adoptar nos hizo mucho más empáticos con otros perritos que sufren. Volvería a adoptar feliz, lo recomiendo en un 100%”.

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