Clean Label: qué es y por qué está ganando terreno en la alimentación humana y de perros
“Clean Label” se ha convertido en una de las búsquedas más repetidas en el mundo de la alimentación. No es una dieta ni un sello oficial: es una forma de formular y comunicar productos con ingredientes simples, comprensibles y transparentes. A continuación te contamos qué significa, por qué está creciendo y cómo aplicarlo cuando eliges comida para tu perro.
¿Qué es “Clean Label”?
Aunque no existe una definición legal única, en la práctica “Clean Label” se refiere a productos que:
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Usan ingredientes reconocibles (que cualquier persona puede identificar y pronunciar).
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Evitan aditivos y colorantes artificiales innecesarios.
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Tienen listas de ingredientes cortas y directas.
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Comunican con transparencia el origen de los insumos y el proceso de elaboración.
No se trata de “menos calorías” ni de “orgánico por defecto”. Es, sobre todo, claridad y sencillez: que lo que lees en la etiqueta sea lo que realmente comes (o lo que come tu perro).
Por qué toma fuerza en humanos… y también en mascotas
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Consumidores más informados: hoy comparamos etiquetas y preguntamos por lo que no entendemos. La expectativa es que las marcas expliquen qué usan y por qué.
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Desconfianza a lo artificial: se busca reducir el consumo de colorantes, saborizantes y conservantes sintéticos que no aportan nutrición.
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Sostenibilidad y bienestar animal: más personas relacionan su decisión de compra con el origen y la trazabilidad de los ingredientes.
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Coherencia en el hogar: quienes cambian su propia alimentación quieren extender esa mejora a sus mascotas. Si cuidas lo que pones en tu plato, también te importa lo que va al plato de tu perro.
Cómo se ve un alimento “Clean Label” para perros
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Ingredientes con nombre y apellido: mejor “carne de pollo” que “subproductos animales” o "harina de".
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Formulaciones cortas: proteínas identificables, grasas de calidad, carbohidratos/vegetales claros, vitaminas y minerales.
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Sin colorantes ni saborizantes artificiales: el alimento no necesita “verse más rojo” para ser más sano.
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Conservación responsable: si se usan conservantes, que sean estables y comprensibles (por ejemplo, tocoferoles/vitamina E).
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Transparencia de procesos: asado, deshidratado, horneado o extrusión: di cómo lo haces y para qué (sabor, digestibilidad, seguridad).
Beneficios esperables en perros
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Mejor digestibilidad: listas simples ayudan a muchos perros sensibles.
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Menos “ingredientes sorpresa”: facilitas detectar qué les cae bien y qué no.
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Adherencia y palatabilidad natural: cuando los ingredientes son reales, el perro suele aceptar mejor la comida.
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Coherencia con el estilo de vida del tutor: si cuidas tu propia alimentación, tiene sentido elegir algo consistente para tu perro.
Importante: “Clean Label” no significa “apto para todos”. Cada perro es único. Si hay condiciones médicas o alergias, consulta con tu veterinario.
Qué mirar en la etiqueta (checklist rápido)
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Primer ingrediente: ideal que sea proteína animal clara (p. ej., “carne de vacuno”, “pollo”).
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Lista breve y legible: si parece un párrafo técnico, probablemente no es “clean”.
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Sin colorantes ni aditivos artificiales: evítalos.
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Grasas identificables: “aceite de salmón”, “aceite de pollo”, mejor que términos genéricos.
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Aditivos comprensibles: si no entiendes qué es ni por qué está ahí, pide aclaración a la marca.
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Modo de preparación: que explique cómo y por qué (ej.: deshidratado para preservar nutrientes, añadir agua para rehidratar, etc.).
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Transparencia nutricional: calorías por ración, proteína/grasa/fibra, guías de alimentación y contacto de soporte.