“La Chubi es mi hilo rojo, el destino sabía que teníamos que estar juntas”

“La Chubi es mi hilo rojo, el destino sabía que teníamos que estar juntas”

abril 03, miércoles

Capítulo 1: Se llama Chewbacca


Magdalena estaba a un día de irse de vacaciones con su mamá y su hermana. Mientras preparaba las maletas,  recordó que debía ir a comprar unas últimas cosas al supermercado. 


Estaba en el sector de pastelería, cuando ve a un perrito pequeño caminar hacia ella por uno de los pasillos. 

 

Le pareció extraño ver a un perro dentro del supermercado, pero no se resistió a acercarse a él y hacerle cariño.

 

El dueño debe estar cerca, pensó. 


Aún no sacaba ese pensamiento de su cabeza, cuando se  acerca el guardia del supermercado para pedirle que sacara al perruno del lugar. 

 - “No puede dejarla afuera solita”, le dijo, mientras la tomaba en brazos. 


No era perro, sino una pequeña perruna, que si la dejaban fuera del supermercado, sola, corría peligro de ser atropellada. Así que salió con ella del recinto y se acomodó para esperar a los dueños. 


Estuvieron dos horas esperando, pero nadie llegó. 


Dejó sus datos en el supermercado para que si llegaba alguien buscando a la perrita, supieran que ella la tenía y la pudiesen contactar. 


Pero eso tampoco sucedió. 


Mientras iban camino a su casa, se dio cuenta que la perruna estaba en muy malas condiciones. Tenía heridas y estaba desnutrida. Sus uñas estaban a punto de encarnarse y presentaba pelones en el cuello. 


Todavía pensaba que podría tener dueños, así que la llevó a la veterinaria para ver si tenía chip, pero no tenía. 


Cuando estaba en la consulta, le preguntan: 

- ¿Cómo se llama la perrita?

- No lo sé, porque la acabo de encontrar

- Pero necesitamos registrarla con un nombre 


La miró y como estaba muy feíta y peluda, respondió: “Se llama Chewbacca”


Capítulo 2: La adopción


En la casa de Magdalena, habían dos perros y 5 gatos. No había espacio ni tiempo para cuidar a otro animal. Por lo que quedarse con Chewbacca no era una opción, así que la tuvo que dar en adopción. 


Cuando la fue a dejar, le explicó a la familia los cuidados que tenían que tener con ella, y que ya le había puesto nombre. 

- Se llama Chewbacca, pero le pueden decir Chubi.

- mmm… no nos gusta mucho ese nombre, habíamos pensado en Mimosa. 


Mientras Magdalena estuvo en la casa de los adoptantes, Chubi la seguía a todos lados. Se sentó detrás de ella y si se movía, ella también lo hacía. 


Le costó dejarla, pero no había otra alternativa. Chubi no lo entendía y sólo lloraba al ver a Magdalena alejarse. 



Pasaron cuatro días y suena el teléfono de Magdalena. Eran los adoptantes de Chubi. 

- Magdalena, hola. Te llamo por Mimosa (o sea Chubi)... Sabes, no nos podemos quedar con ella. Se escapa siempre y ya hemos tenido que salir a buscarla varias veces. 


La tuvo que ir a buscar, pensando  en que nuevamente le tenía que buscar un hogar. 


Ese día que volvió a la casa con Magdalena, Chubi se sentía en su hogar. Dejó que la bañaran y se durmió relajada, sintiéndose segura. 


Al día siguiente, tenían que salir a pasear y si bien Chubi no sabía andar con correa, seguía todas las instrucciones de su rescatista. 


Ahí fue cuando Magdalena, pensó: Esta perrita me hace caso, quiere estar conmigo.  Si la doy en adopción, no sabrán cómo cuidarla, necesito lo mejor para ella. 


 Y fue así, como Chubi, con su encanto y amor, logró que Magdalena se diera cuenta (que esta perruna) la había adoptado hacía mucho tiempo.  


Era su hilo rojo. 

 

¿Cómo fue la llegada de la Chubi a tu hogar? 


"Ella se acostumbró muy rápido. Mis otras dos perras la acogieron como “cachorra”, por lo que ese proceso de adaptación fue fácil. Ella estaba como si conociera todo, de hecho la primera noche que estuvo en la casa yo cerré la puerta de mi pieza (pensando en que ella dormiría en la otra pieza con las otras dos perritas (Luna y Martina), pero la Chubi fue y se puso a llorar en mi puerta para que le abriera, se subió a mi cama y durmió conmigo


Traumas y miedos fueron MUCHOS (ruidos fuertes, escoba, si alguien hacía movimientos bruscos de manos, sonidos de motos, miedo a los hombres, a hacer pipi frente a personas). Todo lo tuve que trabajar con paciencia, amor, etólogos, educadores, cursos, etc.


Además tenía ansiedad por separación (término que en esos años no se usaba) por lo que a base de ensayo y error tuve que trabajarlo".


¿Cómo cambió tu vida con su adopción? 


"Ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Llegó a mí una hija, compañera y amiga. Mi vida cambió en 100%, ya que realmente conocí lo que es convertirse en una madre perruna real y conocí lo que es el amor más incondicional y verdadero del mundo.


Hoy, a pesar de haber tenido que dejar varias oportunidades de lado por ella, no me arrepiento de nada, ya que sin ella mi vida no sería así de feliz y no estaría completa. Es por lo mismo que lo volvería a hacer una y otra vez.

La Chubi es mi hilo rojo, el destino sabía que teníamos que estar juntas"

 

¿Cuál ha sido tu experiencia con la adopción? ¿Lo recomiendas?


"¡Lo volvería a hacer mil veces! Ver el cambio que tiene un animalito con los cuidados y amor que uno le da es impresionante. Ver día a día todos los avances que van teniendo, y el agradecimiento que ellos te dan es impagable. 


Saber que uno tiene un poder en sus manos de cambiarle la vida a un ser tan indefenso, sin derechos y en total abandono y maltrato, y que ellos te lo agradezcan día a día con sus besitos, y movimientos de cola, es algo que realmente no tiene palabras.


Adoptar es un acto de amor puro, es darle una oportunidad de ser feliz a un animal que ha conocido lo peor de la raza humana". 

 

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Leyenda hilo rojo: La leyenda afirma que aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse… pero nunca romperse. 

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